Carta a un israelí

Querido amigo,

Como sabes dejé los Bosques húmedos de la región del Mekong que tanto me habían encandilado durante este último año para comenzar el regreso a casa poco a poco. De camino, decidí vivir contigo lo que sería de nuevo una inolvidable aventura en Medio Oriente, conocer mejor uno de «tus países», conocernos más y aprender a seguir transformándome a través del «conflicto», en todos los sentidos y con todos ellos abiertos.

Aterricé en Tel Aviv y enseguida todo comenzó a ser muy fácil, como si fuera ayer, en pocos «segundos» estábamos en marcha con nuestro Willy amarillo cargado hasta los topes rumbo a Eilat. Allí acampamos con Jordania al frente de nuestra tienda y Sinai a un lado, nos sumergimos en el Mar Rojo y «estrellado», nos adentramos en los cañones del Negev, exploramos sus gargantes, nos fusionamos con La Tierra, saboreamos cada «waffel», admiramos los gigantes Majtesh, nos encontramos con los kibutzim, nos manifestamos en las dunas, paseamos por el pasado de los Nabateans… hasta llegar al Mar Muerto.

Allí, nos sorprendimos con las gigantescas construcciones de Herodes y la historia de Masada, visitamos los invernaderos de agricultura orgánica, observamos la grietas y recovecos tan especiales de los wadis, caminamos y caminamos con emoción durante horas, sentimos los minerales y la suspensión acuática en el punto más bajo del Planeta y entonces, nos adentramos en Jerusalém. Mezquitas, sinagogas e iglesias… Musulmanes, judíos y cristianos… Historia, religión, cultura, sociedad… paseamos por el solitario barrio armenio, el ordenado, limpio y nuevo barrio judío, el caótico y excitante barrio árabe donde degustamos humus, knafeh, té, café tantas veces… hasta llegar por la renombrada Vía Dolorosa al concurrido barrio cristiano, lugar de disputas entre ortodoxos, armenios y católicos. Visitamos el Domo, la mezquita de Al-Aqsa, el Monte de los Olivos, la ciudad del Rey David… e intentamos entender todo este mogollón de evidencias, creencias, historias… sin volvernos del todo «locos».

Seguimos camino hacia el norte, con mañanas de sirenas por misiles, cazas a todas horas, carteles de minas antipersona en cada rincón, bunkers sirios y algunos sustos debido a la aceleración de mi corazón que terminaban, por suerte, en carcajadas. Luego pasamos rozando e incluso «enganchándonos» a Líbano, llegamos al Mediterráneo, dormimos en el «país» de Eli Avivi, y bajamos por la costa degustando el pescaíto en la bella Akko, paseando por Haifa y despidiéndonos de nuevo con un anaranjado atardecer en Tel Aviv.

Definitivamente, llegué a estas tierras por ti y me hiciste comprenderlas y amarlas, pero no podía irme de ellas sin saltar algunas «fronteras», así es que decidí cerrar mi periplo ni más ni menos que en… Palestina (que raro suena esto…) y esta es la parte difícil de contarte, pero quería hacerlo porque tú no «puedes», no «debes» venir aquí, pero no sabes lo que me gustaría que vieras todo esto con tus propios ojos, con tu mirada de ahora y no la de hace años y que pudiéramos seguir haciéndonos preguntas juntos, encontrando después nuestras propias respuestas, a nuestra manera, con nuestros valores, sin juicios pero inevitablemente sin neutralidad… Hay muchas cosas que necesito seguir aprendiendo, muchas cosas que creo que jamás entenderé de ambas posturas, muchas cosas que me encantan de estas tierras y muchas otras con las que no puedo estar de acuerdo.

Estoy aquí, a un lado del muro israelí, pintado y decorado con bellos mensajes y dibujos que lo hacen atractivo, curioso no? Mensajes que no ven aquellos a los que van dirigidos al otro lado del muro, curioso no? Sí, he paseado varios kilómetros a lo largo de él sacando fotos y deteniéndome a leer cada palabra, pero hubiera preferido no haber tenido que hacerlo nunca, que este muro, que esta división, que esta violencia de ambos lados nunca hubiera llegado a este punto, a estas bellas tierras, al corazón de todas vosotras, bella y variopinta gente… judía, musulmana, cristiana, palestina, beduina, israelí, rusa, polaca, argentina… hermanos y hermanas.

Recorría la zona A, completamente custodiada y gestionada por palestinos, la zona B, gestionada por palestinos pero bajo control israelí y la zona C, contralada completamente por Israel. Hablé con sus gentes, de todas clases, hablé con militares, algunos, entré en algunas casas en las que me invitaron a té, jugué con los niños, planté árboles como forma pacífica de resistencia, me adentré por los campos de refugiados, ahora auténticas ciudades… desde Belén a  Hebrón, donde deambulé bajo las redes que paran los objetos arrojados desde los asentamientos israelís que galopan sobre la ciudad asediada. Topé con las puertas cerradas de muchos mercados, de muchas casas de vecinos y de la escuela, en la franja «militarizada», la división musulmana y judía en la Tumba de los Patriarcas… calles vacías, tristeza y soledad.

Pero sobretodo y a pesar de las circunstancias, la presión y el desempleo, como al otro lado del muro, recibí mucho amor y muchas sonrisas y entonces… siempre la misma pregunta volvía una y otra vez ¿por qué toda esta rica y valiosa diversidad que crea esta buena gente  de aquí, de allí, de allá está metida en semejante conflicto? Y sí, siempre las mismas respuestas… control de los recursos naturales, poder y dinero, terrorismo, creencias radicales, cultura extremista, violencia, colonialismo, negocio… dicen unos y otros… y la complejidad aumenta y aumenta…

Yo, amigo, como sabes, también puse mi papelito en algún rincón del muro de los lamentos, en aquella esquinita para aquellas que somos «creyentes» de que un Mundo sin fronteras es posible, que un Mundo con más personas plantando juntas semillas de Paz está ya en activo, un Mundo en el que todas miremos a la persona que está en frente, en el lado opuesto y diferente y la escuchemos con el corazón abierto sabiendo que en todo lo que dice hay una parte de razón que nos va a hacer aprender y transformarnos.

Esto no va a ser fácil pero ya sabes, yo apuesto en positivo, buscando y activando siempre todas las opciones que hacen que UN SUEÑO SE HAGA REALIDAD! Pará pará!

Paz, мир, Peaceשלום  , سلام, Hòa bình. Eva

4 respuestas so far »

  1. 1

    Zalima said,

    Hola Eva!!!! Que carta mas bonita y que ganas me has contagiado de visitar Israel. Muchos besos y espero que nos veamos pronto. Muchos besos ciao bella

  2. 2

    inma said,

    Ojalá tengas respuesta!!!
    Un besote

  3. 3

    Dolors said,

    Hola Eva, preciosa tu carta y tus experiencias, y tu sueño de paz! Un abrazo y felices fiestas!

  4. 4

    rober said,

    Hola chiquilla, como siempre me dejas acojonao, besos allí donde pares, si es que paras. Muakss


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