CULTURA DEL ARROZ

Después de un año conviviendo y viviendo gracias al arroz, siento que es un privilegio para mi poder escribir algunas palabrejas intentando explicar lo que esto significa.

Además de comerlo tres veces al día: desayuno, comida y cena como arroz hervido y en sus otras múltiples expresiones asiáticas: noodles, papel de arroz para hacer nem (los llamados spring rolls vietnamitas, una de mis comidas favoritas), galletas de arroz, vino de arroz, etc… Todo lo que acompaña a la semilla en sí, forma parte de una cultura “sin fronteras” que aprovecha y utiliza hasta la última brizna de la cosecha.

Y por supuesto, maravillada de toda esta mágica y multifuncional dinámica, no podía por menos que aprender como cultivarlo y seguir todo el ciclo de este fascinante cereal. Eso sí, de forma ecológica, siguiendo los principios permaculturales. Aquí van algunos pasitos de lo que yo he vivido de este sostenible proceso:

1. Lo más importante: Conocer a Vu, un jóven indígena de la etnia H’mong. Nació en Simacai, en el norte de Vietnam, frontera con China, en una familia muy pobre con 7 hijos, él es el quinto. Se crió entre las terrazas de arroz dibujadas en las montañas que rodean su comunidad, sin muchas opciones para estudiar. Gracias a su entrega, entusiasmo y su potencial de liderazgo fue elegido por la comunidad para optar a la oportunidad de venir a estudiar a HEPA, y aquí lleva unos 3 años viviendo en Thuong Uyen y practicando Eco-farming. Cualquiera que tenga la suerte de conocerle puede entender que es alguien especial, yo espero estar contribuyendo aunque sea un poquito a que pueda cumplir sus sueños de proteger los bosques y cambiar las dinámicas de agricultura insostenible de la región del Mekong. Gracias Vu, sin tí, este aprendizaje no hubiera sido posible.

2. Comenzamos a movernos: Lo primero observar el terreno, visualizar, entender, conectar y entonces diseñar nuestras terrazas de arroz. Seguimos el contorno del paisaje para trabajar “en línea clave” con la Tierra, dibujamos con nuestros azadones la obra de arte. El agua es esencial. Cómo conseguiremos mantenerla más tiempo pero que fluya y permanezca viva para que vuelva a su ciclo natural es fundamental. Nuestro amigo búfalo nos echará una mano al final para que el suelo esté listo.

3. Modelamos: Como artesanas trabajando con sus vasijas de barro, fijamos las paredes y reparamos las discontinuidades. También adqueriremos algunas costumbres búfalas que funcionan a la perfección, no hay nada como rebozarse en el barro para rebajar el calor y protegerse de los mosquitos. ¡Fantástico!

4. Fijamos el suelo: Estamos en un clima tropical, la pluviosidad durante la estación de lluvias es muy alta y la erosión del suelo grande. Plantamos en los bordes piñas que nos ayudan a estabilizar el suelo y evitar la erosión. Además entrecalamos leguminosas, que nos ayudarán a nutrir el suelo y aportarle nitrógeno.

5. Plantamos: Las briznas de arroz en Febrero. Y la cosa tiene su técnica. Lo hacemos en comunidad, todas juntas vamos más rápido. ellas mucho más que yo por supuesto.

6. Nutrientes: Durante los meses de Marzo, Abril y Mayo se le aporta al suelo abonos naturales, limo, hojas de árboles, compost y abono de búfalo cuando está “disponible”.

7. Recogemos la cosecha: El 3 de Julio pudimos recoger nuestra cosecha de arroz ecológico que dejamos secar durante día y medio antes de comenzar a sacar el grano. Aún recuerdo la velocidad a la que la mujer vietnamita que nos ayudó movía la “hoz” y me miraba con cara de “hija date un poco más de brío”… luego descubriríamos que mi “hoz” no funcionaba correctamente… en fin estas cosas que me pasan a mí, algo parecido a aquella leyenda de las pieles de foca para los esquís…

8. Y a darle golpetazos: Y es que no hay nada como zumbarle a las briznas de arroz contra la carretilla para quitarse cualquier problemilla de encima, ejercicio de desestrés recomendado…;-)

9. Rituales y celebraciones: Y bueno tras el ritual de veneración a los espíritus de la Tierra que Vu celebró en Mayo para proteger la cosecha, llegó la comilona en plan “paella” vietnamita para zamparnos lo que tan cuidadosamente hemos cultivado.

Ahora le toca a la tierra descansar un rato y rotar los cultivos: maíz, guisantes, cacahuetes y calabacines serán plantados pronto. La paja del arroz la hemos utilizado para cultivar hongos (os lo contaré pronto) o para abonar las terrazas de nuevo.

A mí, aún me queda mucho por aprender pero la dieta del arroz me mantiene con fuerzas sobradas para seguir practicando y profundizando en un ciclo sin fin, que lleva alimentando al mundo durante siglos… Eso sí, de vuelta a casa espero “cocido madrileño”. Besos, Eva

3 respuestas so far »

  1. 1

    sergio said,

    Ole moza… me voy a comer una paella mallorquina a tu salud…

    Por cierto, qué hiciste, utilizabas la hoz al revés? porque las pieles de foca no es que vinieran defectuosas, jejejej…

    amores y abrazos,
    sergio

  2. 2

    Carmen Salvador (El Salvador, América Central) said,

    Amiga sos fabulosa, qué dicha todo lo que aprendes, porque con las personas más que enseñarles, aprendemos. Sigue informándonos por doquiera que vayas y hagas.

  3. 3

    carmen b said,

    ¡Que curranta! se nota que desciendes (aunque solo de una parte) de trabajadores del campo. Besotes


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